En entradas anteriores se ha mencionado la importancia del sobreendeudamiento en la crisis actual, incluyendo los trabajos de Irving Fisher sobre la teoría de la deuda deflacionaria en las grandes depresiones.
En el último de ellos se incluye el gráfico que muestra el crédito total al mercado como porcentaje del PIB.
Según el gráfico en los USA, al 31 de Marzo de 2008, dicha cifra representaba el 350% del PIB. El otro pico de la misma se alcanzó en 1933, durante
la Gran Depresión (el año en que está fechado el artículo de Fisher en Econometrica) y alcanzó algo menos del 270% del PIB.
El mismo ratio en Japón, en 1990
, alcanzó el 250%.
Los autores americanos y europeos (
enlace al artículo de London Banker en la entrada previa ) que están considerando estas cifras subrayan que como magnitud macroeconómica
el gráfico (y las variables) no puede mantener la tendencia actual propia
de una “disparo a la luna”
porque las magnitudes macroeconómicas son básicamente series que revierten temporalmente alrededor de una media. Hay algunos ratios(como el ratio de inversión o beneficio) que tienden a ser estables durante largos periodos de tiempo. Hay otros que exhiben tendencias al alza o
a la baja (la participación de los servicios o la industria en el PIB), pero incluso en estos casos en periodos
de aproximadamente una década la reversión a la media tiene a devolver las cosas al punto de partida. Lo que alarma a los autores es que el ratio de porcentaje de endeudamiento sobre el GDP no ha
mostrado, en los USA, ninguna tendencia de reversión en
las dos últimas
décadas. Ello podría haber sucedido porque el Gobierno estuviera socializando deuda, pero está tendencia todavía no ha comenzado.
Nadie parece, sin embargo asumir que una desapalancamiento de la economía, una reversión del ratio, sea necesaria para que haya una recuperación y que cualquier mantenimiento o incremento del mismo (por ejemplo expandiendo el endeudamiento de las GSEs (las Freddie y Fanny ) para compensar la caída en las securitizaciones) solo puede alimentar una nueva burbuja de activos, que es lo que en realidad ha alimentado el crecimiento del ratio en el pasado. Primero con la primera burbuja tecnológica y luego con la burbuja inmobiliaria.
Ahora, sin embargo, no hay ningún activo que masivamente pueda tomar el relevo de los inmuebles.
Desde luego no las materias primas por las siguientes razones:
Los consumidores no pueden estar al mando de esta burbuja. La gente no comercia en estos activos ni se siente más rica por ello día a día. No están comprando segundas residencias e inmuebles para inversión, piramidando su riqueza inmobiliaria. La implicación de los consumidores en la burbuja de materias primas es como mucho residual. Más que una burbuja que hace que la gente se sienta más rica es un burbuja que hace que la gente se sienta más pobre. Ahora las pasadas políticas de sobreendeudamiento que fomentaron las dos burbujas traen recesión y no recuperación. El final del disparo a la luna de la relación entre la deuda y el PIB está al alcance de la mano y el desapalancamiento financiero de las empresas y familias va a dejar, parece, todos los rastros propios de una recesión.
No parece que en esto haya una diferencia sustancial entre países. No conocemos cuál es la magnitud del ratio en España ni cómo ha evolucionado temporalmente en los últimos años, pero sería interesante saberlo. El primer gráfico de esta entrda que muestra el endeudamiento de empresas y familias en España en comparación con la UE resulta bastante claro y significativo. Instrumentos más refinados permitirían mejorar las apreciaciones. No somos un país propenso a las estadísticas y en aquellos que lo son (los USA) tampoco las estadísticas han encendido a tiempo ninguna señal de alarma. En el futuro, además de luchar contra la recesión, estos ratios van a ser examinados con mucho detenimiento.
La crisis actual tiene enseñanzas. Una de ellas es histórica y es que la típica arrogancia de los países del Norte desarrollado de considerarse inmunes a cualquier crisis (que solo eran vestigio propios de estados fracasados y/o de países poco desarrollados) y de considerar que cualquier crisis solo es una reliquia superada del pasado se ha roto en mil pedazos. La historia no se ha terminado ni se termina. Sus lecciones son dolorosas y, como prueba ésta, se olvidan con la arrogancia propia de los que, por considerar principalmente el poder y el lucro, ignoran mucho y, para empezar, casi todo del pasado.
Yves Smith
http://www.venerosoassociates.net/
http://www.venerosoassociates.net/Part%20I%20II%20Worldbank%20Presentation%205607.pdf
http://www.venerosoassociates.net/Perils%20of%20The%20New%20Financial%20Architecture%20707.pdf
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