UN DIAGNOSTICO CERTERO DEL EX-MINISTRO ALEMAN FISCHER
"Europa tiene tres alternativas. Una es seguir improvisando, como hasta ahora; el resultado no será otro que agravar y prolongar la crisis. Otra, eliminar la unión monetaria, lo que significaría el fin del proyecto europeo y el inicio de un caos ingobernable. La tercera y última opción sería que Europa avance en la dirección de una integración económica y política efectiva; pero los líderes actuales no se atreven a dar este paso, porque no creen que la opinión pública interna les dé el apoyo necesario.
De modo que todo indica que por ahora la respuesta será una combinación de las primeras dos opciones. Más tarde, cuando el proyecto europeo esté a medio naufragar, puede ser que llegue la hora del federalismo. Pero la palabra clave es “puede”: porque también puede perfectamente ocurrir que Europa se hunda en el abismo.
La inacción de Europa ante la crisis ya produjo consecuencias negativas palpables. La pasividad de los funcionarios electos atizó la desconfianza popular, que ahora es una amenaza para el proyecto europeo. De hecho, la crisis comienza a socavar los mismísimos cimientos en los que se basó el orden europeo de posguerra: la alianza francoalemana, por un lado, y la transatlántica, por el otro, que hicieron posible un período de paz y prosperidad sin precedentes en la historia del continente.
La presión de los mercados financieros ya está sobre Francia, y el peligro que plantea apenas ha comenzado. Si Francia es incapaz de resistir y Alemania no se decide a jugar todas sus cartas en defensa de su socio, la catástrofe europea será completa. Y puede suceder muy pronto: los franceses no pueden dejar la región del Mediterráneo abandonada a su suerte (y no lo harán), de modo que las fantasías que abrigan los europeos ricos del norte (sobre todo, los alemanes), respecto de que estos países se salgan de la zona, ponen en riesgo el pilar francoalemán del que depende la paz europea."
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