Gore Vidal (“Una nueva guerra contra la libertad”, El País
22 de junio de 2002) mencionó la cita que Timothy McVeigh, condenado y
ejecutado por el asesinato de 168 hombres, mujeres y niños en el edifico
federal Murrah (Oklahoma City), reprodujo tras su condena:
"Nuestro gobierno es el poderoso
y omnipresente maestro. Para bien o para mal instruye al pueblo entero con sus
ejemplos”.
Aquí se reproducen la cita completa -que corresponde a un voto particular del juez del Tribunal Supremo Louis Brandeis- y su traducción.
Su origen, diagnóstico y relevancia trascienden, sin duda, su interés debido al caso McVeigh.
"Decency,
security, and liberty alike demand that government officials shall be subjected
to the same rules of conduct that are commands to the citizen. In a government
of laws, existence of the government will be imperiled if it fails to observe
the law scrupulously. Our government is the potent, the omnipresent teacher.
For good or for ill, it teaches the whole people by its example. Crime is
contagious. If the government becomes a lawbreaker, it breeds contempt for law;
it invites every man to become a law unto himself; it invites anarchy. To
declare that in the administration of the criminal law the end justifies the
means -- to declare that the government may commit crimes in order to secure
the conviction of a private criminal -- would bring terrible retribution. Against
that pernicious doctrine this court should resolutely set its face."
Louis
Brandeis
Dissenting,
Olmstead v. United States,277 U.S.438 (1928).
"Tanto la decencia, como la seguridad y
la libertad exigen que los funcionarios públicos estén sometidos a las mismas
reglas de conducta que son obligaciones para el ciudadano. En un gobierno de
leyes, la existencia del gobierno se pondrá en peligro si él no observa la ley
escrupulosamente.Nuestro
gobierno es el potente, el omnipresente maestro. Para bien o para mal el enseña
a toda la gente con su ejemplo. El crimen es contagioso. Si el gobierno se
convierte en un quebrantador de la ley, él alimenta el resentimiento por la ley;
él invita a cada hombre a ser ley por sí mismo; él invita a la anarquía.Declarar que en la administración del
derecho penal el fin justifica los medios-declarar que el gobierno puede
cometer crímenes para asegurar la condena de un delincuente- traería una
terrible consecuencia. A esta doctrina perniciosa este tribunal debería
resueltamente hacerle frente."
Louis Brandeis
Dissenting,
Olmstead v. United States,
277 U.S.
438 (1928)
(…) el espíritu de un católico francés ha encontrado una
imagen que engloba toda la tensión del citado antagonismo [entre el poder y la
bondad] y al mismo tiempo(mediante la formulación de una apelación dirigida
contra la justicia de Dios), lleva, dialécticamente, a la justicia a su
paroxismo, manteniendo en las formas del juicio de apelación la categoría jurídica;
una escena inaudita del juicio Final que Ernest Hello tuvo la valentía de
describir: cuando se hace público el veredicto del Juez del mundo, un
condenado, cubierto de crímenes, permanecerá en pie y, ante el espanto del
universo, dirá al juez :”j’en appelle”. “Al oír tales palabras las estrellas
apagan su luz”. Conforme a la idea del Juicio Final, la sentencia allí
pronunciada, es, en cambio, definitiva y para siempre, “effroyablement sans
appell”. ¿A quién apelarás tú ante mi Juicio?, le pregunta el Juez Jesucristo,
y, con una terrible tranquilidad, el condenado contesta, . “J’en appell de ta
justice á ta gloire”.
(Carl Schmitt, Catolicismo romano y forma política, págs
41-42. Tecnos, traducción Pedro Madrigal)
MacVeigh y su “apelación” ante el Tribunal que lo condena -con una cita suya- representan una instancia cruel de
esta misma tensión referida al poderoso soberano y maestro (el Estado) de una
religión intramundana (Voegelin).
En todo caso, la figura religiosa permitiría mantener, al
menos, la siguiente tensión intramundana en la “categoría jurídica”:
No hay juicios finales verdaderos en sentido intramundano
Los que pretenden ser tales por los poderes del mundo están
sometidos, al menos, a la "apelación" a la verdad frente a la gloria y carácter
definitivo y para siempre de los poderes del mundo