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Friday, April 27, 2018

STJUE DEISTER HOLDING Y JUHLER HOLDING, C-504/16 Y C-613-16

__TITLE__: EUR-Lex - 62016CJ0504 - EN - EUR-Lex



Sentencia del Tribunal de Justicia (Sala Sexta) de 20 de diciembre de 2017.
Deister Holding AG als Gesamtrechtsnachfolger der Firma Traxx Investments N.V. y Juhler Holding A/S contra Bundeszentralamt für Steuern.
Peticiones de decisión prejudicial planteadas por el Finanzgericht Köln.
Procedimiento prejudicial — Fiscalidad directa — Libertad de establecimiento — Directiva 90/435/CEE — Artículo 1, apartado 2 — Artículo 5 — Sociedad matriz — Sociedad de cartera — Retención en origen sobre los beneficios distribuidos a una sociedad matriz de cartera no residente — Exención — Fraude, evasión y abuso en materia fiscal — Presunción.
Asuntos acumulados C-504/16 y C-613/16.


 Sobre el fondo
44      Mediante sus cuestiones prejudiciales, que procede examinar de forma conjunta, el órgano jurisdiccional remitente pregunta, en esencia, si el artículo 1, apartado 2, de la Directiva sobre matrices y filiales, en relación con el artículo 5, apartado 1, de dicha Directiva, por una parte, y el artículo 49 TFUE, por otra parte, deben interpretarse en el sentido de que se oponen a una normativa tributaria de un Estado miembro como la controvertida en los litigios principales, que, cuando posean participaciones de una sociedad matriz no residente personas que no tendrían derecho a la devolución o a la exención de la retención en origen si percibieran directamente los dividendos procedentes de una filial residente, niega a esa sociedad matriz la exención del impuesto sobre los rendimientos del capital correspondiente al reparto de dividendos en caso de que se cumpla al menos uno de los requisitos establecidos por dicha normativa.
(...)
63      En lo referente a la normativa controvertida en los litigios principales, de los autos de que dispone el Tribunal de Justicia se desprende que, en el caso de que posean participaciones en una sociedad matriz no residente personas que no tendrían derecho a la exención de la retención en origen si percibieran directamente los dividendos procedentes de una filial establecida en Alemania, esta normativa somete la concesión del disfrute de la ventaja fiscal que representa la exención de la retención en origen, prevista en el artículo 5, apartado 1, de la Directiva sobre matrices y filiales, a la exigencia de que no se cumpla ninguno de las tres requisitos establecidos en esa misma normativa, a saber, que no existan razones sólidas, ya sea económicas o de otro tipo, que justifiquen la interposición de la sociedad matriz no residente, que la sociedad matriz no residente no obtenga de su propia actividad económica más del 10 % de sus ingresos brutos totales en el ejercicio de que se trate, o que la sociedad matriz no residente no participe en el tráfico económico general con un establecimiento adecuado para su propio objeto social, sin tener en cuenta las características relevantes, organizativas, económicas o de otro tipo, de las empresas que tengan vínculos con la sociedad matriz no residente. Asimismo, no se considera que una sociedad matriz no residente que obtiene sus ingresos brutos de la administración de activos o transfiere sus principales actividades a terceros ejerza una actividad económica propia.
64      A este respecto, debe señalarse, en primer lugar, que la normativa controvertida en los litigios principales no tiene por objeto específicamente excluir del disfrute de una ventaja fiscal los montajes puramente artificiales cuya finalidad sea acogerse indebidamente a esta ventaja, sino que comprende, de manera general, toda situación en la que posean participaciones en una sociedad matriz no residente personas que no tendrían derecho a tal exención si percibieran los dividendos directamente.
65      Ahora bien, el mero hecho de que posean tales participaciones personas con esas características no implica, por sí solo, la existencia de un montaje puramente artificial, carente de realidad económica, creado únicamente con el fin de acogerse indebidamente a una ventaja fiscal.
66      En este contexto, debe precisarse que no se desprende de ninguna disposición de la Directiva sobre matrices y filiales que el tratamiento fiscal reservado a las personas que poseen participaciones en sociedades matrices residentes en la Unión o que el origen de dichas personas afecten en modo alguno al derecho de estas sociedades a beneficiarse de las ventajas fiscales establecidas en esta Directiva.
(...)
70      En segundo lugar, en la medida en que esta misma normativa, en el caso de que se cumpla uno de los tres requisitos establecidos por ella, no concede a la sociedad matriz no residente la posibilidad de aportar elementos de prueba que demuestren la existencia de motivos económicos, establece, además, una presunción iuris et de iure de fraude o abuso.
71      En tercer lugar, estos requisitos, tanto si se consideran de forma individual como conjunta, no pueden, por sí solos, implicar la existencia de un fraude o de un abuso.
72      En efecto, a este respecto procede señalar que la Directiva sobre matrices y filiales no contiene ninguna exigencia en cuanto a la naturaleza de la actividad económica de las sociedades que están comprendidas en su ámbito de aplicación o en cuanto al importe de los ingresos procedentes de la actividad económica propia de éstas.
73      Pues bien, el hecho de que la actividad económica de la sociedad matriz no residente consista en la administración de activos de sus filiales o de que los ingresos de esta sociedad matriz sólo procedan de esta administración no puede, por sí sola, implicar la existencia de un montaje puramente artificial, carente de toda realidad económica. En este contexto, el hecho de que no se considere que la administración de activos constituye una actividad económica en el marco del impuesto sobre el valor añadido es irrelevante, dado que el impuesto controvertido en los litigios principales y el impuesto mencionado tienen marcos jurídicos distintos, cada uno de los cuales persigue objetivos diferentes.
(...)

75      En atención a las consideraciones anteriores, procede señalar que el artículo 1, apartado 2, de la Directiva sobre matrices y filiales, en relación con el artículo 5, apartado 1, de esta Directiva, debe interpretarse en el sentido de que se opone a una normativa fiscal nacional como la controvertida en los litigios principales.




El artículo 1, apartado 2, de la Directiva 90/435/CEE del Consejo, de 23 de julio de 1990, relativa al régimen fiscal común aplicable a las sociedades matrices y filiales de Estados miembros diferentes, en la versión modificada por la Directiva 2006/98/CE del Consejo, de 20 de noviembre de 2006, en relación con el artículo 5, apartado 1, de la Directiva, por una parte, y el artículo 49 TFUE, por otra parte, deben interpretarse en el sentido de que se oponen a una normativa tributaria de un Estado miembro como la controvertida en los litigios principales, que, cuando poseen participaciones en una sociedad matriz no residente personas que no tendrían derecho a la devolución o a la exención de la retención en origen si percibieran directamente los dividendos procedentes de una filial residente, niega a esa sociedad matriz la exención del impuesto sobre los rendimientos del capital correspondiente al reparto de dividendos en caso de que se cumpla al menos uno de los requisitos establecidos por dicha normativa.

Tuesday, April 10, 2018

INGENIERIA DEL PÚBLICO: GRANDES DATOS, VIGILANCIA Y POLITICA COMPUTACIONAL

Engineering the public: Big data, surveillance and computational politics



Digital technologies have given rise to a new combination of big data
and computational practices which allow for massive, latent data
collection and sophisticated computational modeling, increasing the
capacity of those with resources and access to use these tools to carry
out highly effective, opaque and unaccountable campaigns of persuasion
and social engineering in political, civic and commercial spheres. I
examine six intertwined dynamics that pertain to the rise of
computational politics: the rise of big data, the shift away from
demographics to individualized targeting, the opacity and power of
computational modeling, the use of persuasive behavioral science,
digital media enabling dynamic real-time experimentation, and the growth
of new power brokers who own the data or social media environments. I
then examine the consequences of these new mechanisms on the public
sphere and political campaigns.



On the surface, this century has ushered in new digital technologies
that brought about new opportunities for participation and collective
action by citizens. Social movements around the world, ranging from the
Arab uprisings to the Occupy movement in the United States (Gitlin,
2012), have made use of these new technologies to organize dissent
against existing local, national and global power [11].

Such effects are real and surely they are part of the story of the
rise of the Internet. However, history of most technologies shows that
those with power find ways to harness the power of new technologies and
turn it into a means to further their own power (Spar, 2001). From the
telegraph to the radio, the initial period of disruption was followed by
a period of consolidation in which challengers were incorporated into
transformed power structures, and disruption gave rise to entrenchment.
There are reasons to think that the Internet’s trajectory may have some
differences though there is little reason to think that it will escape
all historical norms.

The dynamics outlined in this paper for computational politics
require access to expensive proprietary databases, often controlled by
private platforms, and the equipment and expertise required to
effectively use this data. At a minimum, this environment favors
incumbents who already have troves of data, and favors entrenched and
moneyed candidates within parties, as well as the data–rich among
existing parties. The trends are clear. The selling of politicians — as
if they were “products” — will become more expansive and improved, if
more expensive. In this light, it is not a complete coincidence that the
“chief data scientist” for the Obama 2012 campaign was previously
employed by a supermarket to “maximize the efficiency of sales
promotions.” And while the data advantage is held, for the moment, by
the Democratic party in the United States, it will likely available to
the highest bidder in future campaigns.

A recent peek into public’s unease with algorithmic manipulation was
afforded by the massive negative reaction to a study conducted by
Facebook and Cornell which experimentally manipulated the emotional
tenor of the hundreds of thousands of people’s newsfeed in an effort to
see if emotional contagion could occur online (Kramer, et al.,
2014). The authors stated their results “indicate that emotions
expressed by others on Facebook influence our own emotions, constituting
experimental evidence for massive–scale contagion via social networks.”
While both the level of stimulus and the corresponding effect size were
on the small side, the broad and negative reaction suggests that
algorithmic manipulation generates discomfort exactly because it is
opaque, powerful and possibly non–consensual (study authors pointed to
the Facebook’s terms–of–service as indication of consent) in an
environment of information asymmetry.


The methods of computational politics will, and already are, also
used in other spheres such as marketing, corporate campaigns, lobbying
and more. The six dynamics outlined in this paper — availability of big
data, shift to individual targeting, the potential and opacity of
modeling, the rise of behavioral science in the service of persuasion,
dynamic experimentation, and the growth of new power brokers on the
Internet who control the data and algorithms — will affect many aspects
of life in this century. More direct research, as well as critical and
conceptual analysis, is crucial to increase both our understanding and
awareness of this information environment, as well as to consider policy
implications and responses. Similar to campaign finance laws, it may be
that data use in elections needs regulatory oversight thanks to its
effects on campaigning, governance and privacy. Starting an empirically
informed, critical discussion of data politics now may be the first
important step in asserting our agency with respect to big data that is
generated by us and about us, but is increasingly being used at us